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viernes, 17 de julio de 2015

E- PORTAFOLIO INDIRA VAZQUEZ




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domingo, 9 de octubre de 2011

EL VERDADERO VALOR DEL ANILLO



Un joven concurrió a un sabio en busca de ayuda.

- Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar maestro?. ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?

El maestro, sin mirarlo, le dijo:

- ¡Cuánto lo siento muchacho! no puedo ayudarte, debo resolver primero mis propios problemas. Quizás después… Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

- Eee… encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas-.

- Bien -asintió el maestro-. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho agregó: Toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo para pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.

En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, así que rechazó la oferta.

Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó.

¡Cuánto hubiese deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro! Podría habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y su ayuda.

- Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir 2 ó 3 monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

- ¡Qué importante lo que dijiste, joven amigo! -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo?. Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:

- Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.

- ¿58 monedas? -exclamó el joven.

- Sí, -replicó el joyero-. Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé… Si la venta es urgente…

El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

- Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya única y valiosa. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.



Jorge Bucay

sábado, 26 de junio de 2010

LA BRUJA QUE QUERÍA SER PRINCESA

Bella era una bruja que no quería ser bruja. Quería ser una princesa, vivir en un gran castillo, usar vestidos de seda, delicadas zapatillas de cristal y una corona de joyas.


Pero Bella era una bruja. Vivía en una casita llena de telarañas y vestía una larga capa negra, unos enormes zapatos puntiagudos y un gran sombrero negro y sin joyas.


Cualquiera pensaría que una bruja que se graduó como la mejor de su clase en la Escuela de Brujas podría transformarse en algo sencillo y simple. Por ejemplo, en una princesa. Pero Bella no podía hacerlo.


Podía transformar a los murciélagos en ratas y a las ratas en gatos (así consigió a su gato favorito, Pesadilla), pero no podía transformarse en princesa.


Cada vez que lo intentaba, su varita se desmayaba o chisporroteaba. Una vez hasta hipo le dio.
Bella estaba confundida. Revisó su libro Mil y un hechizos encantamientos infalibles para asegurarse de que no había olvidado algo. Todo estaba en orden.


Luego consultó su computadora. (Ya casi ninguna bruja usaba bola de cristal.)

Después de una larga búsqueda, apareció un mensaje que decía:


Debido a la gran disminución del número de brujas, el Gran Hechicero las ha declarado especie en peligro de extinción. ¡Ninguna bruja (ni siquiera tú Bella) podrá transformarse en nada! Mucho menos en princesa. ¡Eso es definitivo! Que tengas un buen día. :)


- ¡Maldición! ¡Por los ojos de un ratón!- dijo Bella-. Ahora sólo podré convertirme en princesa si me caso con un príncipe. Sí, con un hermoso príncipe, uno que no sea feo.
¡Espero que no hayamos transformado a todos los príncipes en sapos!



Por su parte, todavía quedaban algunos por ahí.

Depués de buscar algunas semanas en los anuncios personales del periódico, encontró uno que le pareció prometedor:


HERMOSO PRÍNCIPE...heredero al trono de Stein... busca casarse con hermosa doncella de buena familia. Entrevistas hoy entre una y tres. Sala principal del trono, en el Castillo de Stein.
Bella leyó el anuncio nuevamente.
- Que busque a alguien "de buena familia" no es problema- dijo. Su abuelo había sido un Gran Hechicero.


Y su abuela había sido la primera bruja-doctora.


- Pero eso de "hermosa doncella" podría ser un problema... - pensó


Bella pensaba que la gran verruga que tenía en la nariz la hacía parecer más hermos de lo que ya era.
Pero también pensó que un hermoso príncipe podría pensar diferente. Estaba prepara, en caso necesario, para desaparecer la verruga con una gota de la súper porción #13 Quita verrugas. Decidió que antes de hacer algo tan drástico lo consultaría con su espejo mágico.


Bella murmuró:
- Espejito, espejito, mírame bien ¿Crees que tu ama hermosa es?
- La belleza estará en los ojos de quien te mire, ama. - dijo el espejo.


Bella asintió con la cabeza.
- Estoy de acuerdo-dijo, admirando su reflejo-.
Y como mis ojos me ven hermosa, ¡hermosa soy! ¡La verruga se queda! Qué bueno, porque le tengo mucho cariño. Gracias espejo mágico.


- Fue un placer, sabia ama- contestó el espejo.


El tráfico aérep y los fuertes vientos retrasaron la llegada de Bella. Cuando llegó al techo del castillo eran ya más de las 3:00.


- ¡Maldición! ¡De escarabajo una poción! ¡Espero no haber llegado demasiado tarde!- dijo, empujando a los sirvientes que se movían de un lado a otro, muy ocupados.


Ya era muy tarde.

La puerta de la sala principal del trono estaba cerrada con llave. Por más que empujó, no pudo abrirla. No sabía qué hacer, hasta que se asomó por el ojo de la cerradura.


El hermoso prícipe estaba entrevistando a la última de las hermosas doncellas. Aún no era muy tarde... si lograba entrar. Pero, ¿cómo entraría?


Entonces vio que había una ventana abierta. Chocó sus zapatos puntiagudos tres veces y un pequeño cohete salió de cada tacón. Bella murmuró:
- Zapatitos, zapatitos, despeguen ya. Llévenme rápido a la ventana de allá.


Pero Bella iba tan rápido que cuando llegó a la ventana abierta se resbaló y se cayó, dando volteretas. ¡Pum! ¡Cuas! y se desplomó a los pies del hermoso príncipe.
- ¡ Que inteligente entrar por la ventana, hermosa doncella! Soy el príncipe Franklin de Stein - dijo el príncipe, inclinándose hacia ella.
- Y yo soy la bruja Bella- contestó ella, satisfecha de que el hermoso príncipe la considerara inteligente y hermosa.


Cuando el Príncipe Franklin le ayudó a levantarse... sus ojos se encontraron.
Salieron chispas y centellas.
¡Fue amor a primera vista!


El Príncipe Franklin no pudo quitar los ojos de Bella. Sabía que estaban hechos el uno para el otro. Se aarrodilló y le pidió a Bella que se casara con él. Bella no podía quitar los ojos del Príncipe Franklin. Ella también sabía que estaban hechos el uno para el otro.


- Sí, acepto- dijo Bella. Y le dio si mano al Príncipe Frnaklin.



Todos los habitantes del reino fueron invitados a la boda y ninguno faltó. Hubo un gran banquete y la sala del trono estaba repleta de gente. Pero el Príncipe Franklin y la Princesa Bella ni cuenta se dieron. Sólo tenía ojos el uno para el otro.


- ¡Eres tan hermosa, mi bella princesa!- dijo el Príncipe de Franklin, mirando a su esposa.
- ¡Y tú eres tan guapo, mi hermoso príncipe! - dijo la Princesa Bella, mirando a su esposo.


Y así termina la historia de cómo Bella, la bruja, se convirtió en princesa.

Autor: Lois G. Grambling

miércoles, 19 de mayo de 2010

PROYECTO 1 Bloque 5

Chicos (as):

Aquí escribirán sus poemas de despedida para que sus demás compañeros puedan leerlos.
Recuerden escribir su nombre de bajo de cada poema.

Echen a volar su imaginación...

lunes, 12 de abril de 2010

¡REPARTIR NO ES FÁCIL!



El día de mi cumpleaños, ¿sería justo que yo tuviera el mismo trozo de tarta que todo el mundo? Como es mi cumpleaños, quizá sería más justo que yo tuviera una parte mayor que la de los demás. Pero mis mejores amigos también tienen que recibir más, puesto que yo les quiero más. Y los pequeños deben comer porciones menores, puesto que su estómago es más pequeño. Y los que nohan comido nada desde hace tres horas deberían recibir más que los que han comido hace una hora. ¡Buf! Esto de repartir se está haciendo muy complicado. Al final, lo más sencillo es decidir que todos reciban partes exactamente iguales.




Es fácil y rápido, y así se acaban los problemas. Si no. las discusiones serían interminables. Esta es una justicia muy práctica: lo mismo para todos.


Pero, en realidad, ¡nada funciona así! ¿Acaso una maestra de primaria gana lo mismo que el portero de la selección española? No. El portero gana unas cien veces más que ella. Pero la maestra tiene un trabajo importante, enseña cosas a los niños, cosas qie les servirán durante toda su vida. En cuanto al portero de la selección, ¡se limita a parar balones! ¿acaso todos los niños se van de vacaciones a la playa de verano? No. Muchos niños no han visto nunca el mar, mientras que otros van todos los años.




¿Acaso todas las personas tienen lo necesario para comer? No. Hay millones de personas que comen cuanto quieren, incluso demasiado, mientras que muchos más seres humanos no tiene qué comer y llegan a morir de hambre. Entonces ¿qué ocurre? ¿qué pasa con el reparto?


El reparto en partes iguales parece funcionar con historias como la del roscón de Reyes o la tarta de cumpleaños, pero en el resto de los casos ¡no funciona en absoluto!

viernes, 2 de abril de 2010

AXÓLOTL El ajolote

Este texto se basa en una leyenda náhuatl sobre el origen de ese extraño animalito mexicano, parecido a renacuajo y rana adulta, que maravilla por su rareza y que según los aztecas es un dios escondido en el agua.

Leamos esta leyenda para conocer más sobre nuestros antepasados.

El ajolote no nació de la nada. Y aunque para cualquier hijo de vecino no tiene perfil griego ni es lo que se dice guapo ni apetecible, en la época precolombina los indígenas nahuas lo consideran un verdadero manjar, un platillo de los dioses. Para entender por qué se come hay que volver al origen del mito de creación del Sol y la Luna, acaecido en Teotihuacan, que literalmente quiere decir "El lugar de los poseedores de los dioses", uno de los lugares más sagrados para los nahuas, el gran templo-ciudad divina (hoy San Juan teotihuacán, cerca de Otumba). En Teotihuacan fue creado el quinto sol, la era en la que vivimos actualmente y que, según la cosmovisión nahua, desaparecerá a causa de temblores.

Así en el principio de esa era, cuando todavía no había nada, ni tiempo, el día estaba en la más absoluta oscuridad, en el país de las tinieblas. Entonces se reunieron de los dioses, dueños del movimiento, y en Teotihuacan se dijeron:
"¿Quién creará la luz, quién alumbrará el mundo?"

Tecuciztécatl, "El dios precioso, adornado y pretencioso", divinidad muy rica que todo lo que ofrendaba era precioso, divinidad muy rica que todo lo que ofrendaba era precioso, como las plumas de quetzal, se adelantó y dijo:
"Yo me haré cargo".

E inmediatamente los dioses se preguntaron:
"¿Quién será el otro?"

Reinaba el más absoluto silencio. Ningún otro dios se atrevía a ofrecerse como voluntario. Todos temían sacrificarse. No osaban más que mirarse entre sí. Sobraban excusas para no ser elegido Entonces los dioses se acordaron de Nanahuatzin, "El dios buboso, sarnoso", un dios muy retraído que no hablaba. Entonces le solicitaron que él fuera el que alumbrara. Nanahuatzin aceptó de buena gana y sin vacilación: "Obedeceré lo que me han mandado", dijo.

Y entonces se dispuso una enorme hoguera en el lugar llamado Teotexcalli, "La casa del peñasco de los dioses", lugar considerado como "El hogar de lo divino".
Durante cuatro días (o si se quiere mejor noches) hicieron penitencia en unos montes llamados Tzaqualli que quiere decir algo como "El lugar del encierro".

Mientras Nanahuatzin ofrendaba espinas de maguey con su sangre, cañas verdes atadas de tres en tres y bolitas de heno, Tecuciztécatl ofrecía espinas hechas de piedras preciosas, de coral colorado en vez de sangre, plumas de quetal y pelotas de oro, deleitando al olfato con el mejor copal. En vez de copal Nanahuatzin quemaba las costras de sus bubas.

Y al final de la pertinencia comenzaron a adornar a Nanahuatzin y Tecuciztécatl; al uno lo ataviaron con plumas preciosas de Aztacómitl, al otro le tocaron la cabeza con un Maxtli de papel.

Y con todos alrededor, en el Teotexcalli ardió el fuego por cuatro noches. Acto seguido los dioses se colocaron de pie en dos filas al lado de la hoguera, listos para presenciar el espectáculo. Nanahuatzin y Tecuciztécatl se situaron frente al fuego, en medio de los demás dioses. Y entonces estos últimos ordenaron:
"¡Venga tecuciztécatl!
¡Entra al fuego!"

Aunque acometió contra la enorme pira, le ganó el miedo y dio marcha atrás. Volvió a intentarlo, hasta cuatro veces, el límite permitido por los propios dioses... Entonces se volvieron hacia Nanahuatzin y le dijeron:
"¡Venga Nanahuatzin!
¡Entra al fuego!"

Cerró los ojos, e inmediatamente se lanzó a la hoguera. Comenzó a crujir en el fuego, y fue cuando Tecuciztécatl también se arrojó. en ese momento un águila pasó tan cerca que dicen que por eso las águilas tienen las plumas color negro.
También pasó un tigre, y como éste no se quemó, sólo se chamuscó un poco, fue así como quedó medio manchado.

Y entonces los dioses esperaban que saliera Nanahuatzin. De repente todo se puso colorado, como si en todos lados estuviera amaneciendo. Y los dioses se hincaron para ver aparecer a Nanahuatzin ya como astro luz. No se sabía por dónde saldría, porque por todas partes había luz. Entonces ciertos dioses como Quetzalcoátl, "La serpiente emplumada", miraron al oriente y dijeron:
"Por aquí ha de salir el sol".
Y así fue. De tal manera resplandecía Nanahuatzin que nadie lo podía mirar. Después de él y en el mismo lugar apareció Tecuciztécatl. Y los dioses se preguntaron:

"¿Acaso está bien que vayan los dos a la par?"
"¡No!"
Se contestaron.
Y entonces uno de los dioses golpeó con un conejo a Tecuciztécatl, con lo que le suprimió el resplandor, quedando la como está ahora.
Y después de un rato que el sol y la luna habían aparecido, los dioses se dieron cuenta de que permanecían inmóviles, por lo que dijeron:

"¿Cómo podremos vivir con un sol sin movimiento?"
"Sacrifiquémonos y hagamos que resucite con movimiento por nuestra muerte." Y entonces
Echécatl, dios del viento, se encargó de matar a los dioses.
Y la historia dice que hubo un dios, Xólotl, el "precioso", gemelo de Quetzalcoátl, que se rehusaba a morir. En ese momento, Xólotl dijo:
"Oh dioses, ¡que no muera yo!"
Y lloraba tanto este dios, que se hincharon los ojos. Y al llegar Ehécatl a matarlo, Xólotl salió despavorido.
Huyó hacia las milpas donde se escondió entre los maizales. Ahí se convirtió en el pie de maíz que tiene dos tallos, que los campesinos llaman xólotl.
Y cuando de nuevo descubrió el viento echó a correr y se escondió entre los magueyes, convirtiéndose en lo que se conoce como mexólotl, "maguey de dos cuerpos"; de nuevo fue descubierto, volviendo a huir...
... para finalmete sumergirse en el agua, convirtiéndose en axólotl, el ajolote, donde fue capturado y muerto para consagrarse para siempre como uno de los manjares predilectos de los príncipes aztecas.
¿Ahora querrás probarlo?

lunes, 15 de marzo de 2010

NOTICIAS DE FIN DE SIGLO



Echa un vistazo a cómo vivían los mexicanos hace un siglo, osea ¡hace cien años! ¿Te puedes imaginar un mundo sin computadoras, sin radio, sin televisión? ¡Pues claro que existió!


¡Atrévete...! a leer este libro y convéncete por ti mismo. En estas páginas aparecen imágenes y textos tomados de los periódicos de entonces, los cuales anunciaban los inventos que asombraron y transformaron al mundo: el teléfono, la fotografía... ¡hasta el traje de baño y la bicileta!


¡Señoras! ¡Señores!


Se acaba el siglo y yo vendo noticias, noticias de última hora.

El hombre conquista los cielos, la electricidad ilumina las calles, el cine mueve a las multitudes y la mujer se pone ¡traje de baño!

* 1876: ¡Los mexicanos estrenan presidente!
El general Porfirio Díaz toma las riendas de este país cansado de tantos años de lucha. Promete orden y paz para que la nación pueda trabajar y progresar.

* Ayer, el globo del famoso aeronauta don Joaquín de la Cantolla y Rico se elevó 100, 200, 300, hasta 500 metros de altura.

* ¡El ferrocarril acorta las distancias!
Se construye cada día más kilómetros de camino de hierro y se acaban los temidos asaltos de los bandidos a las diligencias.

* ¡Misteriosa telaraña crece en la ciudad de México!
La telefonía se desarrolla a pasos agigantados y comunica al país. Ahora las buenas y malas noticias llegan a la velocidad del rayo. En pocos años la ciudad de México estará atrapada dentro de una enorme telaraña de hilos telefónicos.


* ¡Se va el gas!
Un gran invento ha hermoseado a la ciudad de México. Las lámparas de gas se retiran de las calles y en su lugar, el ayuntamiento coloca el alumbrado eléctrico.



* ¡La mujer se libera!
Hace sólo unos cuantos años, la mujer que sabía nadar era un fenómeno.

Hoy día la mujer no sólo entrar al mar ¡con traje de baño!, sino que también práctica otros deportes, antes reservados al hombre.




* ¡Llega a México un invento contra el aburrrimiento!
El fonógrafo canta, ríe, declama, toca piezas de banda y orquesta. Es el remedio seguro para producir alegría.




* La fotografía al alcance de todos los bolsillos!
Los carísimos retratos en vidrio son cosas del pasado. Nuevas técnicas abaratan la fotografía. Mujeres, hombres y niños posan frente a la cámara de fuelle y multiplican a bajo costo su imagen.



* Llegó la era de la velocidad!
Los automóviles se han convertido em una calamidad pública. Los caballos se asustan de estas ruidosas máquinas que levantan a su paso una nube de polvo.



* ¡El primer vuelo de un mexicano!
Durante sus vacaciones en Francia don alberto Braniff compró un aeroplano. Después de meses de espera el novedoso aparato llegó a México por barco y por ferrocarril. Don Alberto voló por primera vez el 8 de enero de 1910. Con éxito recorrió medio kilómetro a 25m. de altura.