Leamos lo que le pasó a la tía de un niño muy simpático.
El sábado fuimos a una boda. A mí no me gustan las bodas, pero a mi tía Chofi le encantan. Durante varios días se arregla, se acicala y se viste con plumas, pieles, piedras y guantes. Pero hay algo que siempre me quita la respiración: su peinado.
Y es que cuando hay una boda, primera comunión, quinceaños o funeral, mi tía Chofi hace una cita en el "Salón de Belleza Elodia".
En ese lugar, la señora Elodia realiza el milagro: agarra los pocos pelos rojos de mi tía, que ya está medio calva. Después los lava, los seca, los estira, les hace crepé, los extiende y los soba hasta transformar la escasa cabellera de mi tía, en un edificio de fantasía de varios piso, con rulos, rizos, caireles y rosetones. La hornea durante algunas horas en el secador y luego la rocía con siete litros de laca para darle firmeza y sostén a su creación.
El día de la boda, mi tía llegó a nuestra casa con un peinado que medía dos metros de altura. Se veía impresionante. Cuando abrimos la puerta para salir, se escuchó un zumbido. Al levantar la vista al cielo descubrimos un bicho que se acercaba volando a toda velocidad.
- ¿Qué es eso?- preguntó mi mamá.
- ¡Yo sé lo que es!-aclaré triunfal, cuando lo pude distinguir más de cerca-. Es un mayate.
- ¿Y eso qué es?- interrogó mi hermana.
- Un mayate- les informé- es una especie de escarabajo, pero un poco más rechoncho, chaparrito y escandaloso.
Y fíjense que curioso: el mayate era del mismo colo rojo brillante que el cabello de mi tía.
El insecto voló en picada y ¡zaaoo!, se zambulló en el peinado.
El insecto voló en picada y ¡zaaoo!, se zambulló en el peinado.
- ¡Aaaaayy qué asco!- gritó mi mamá.
- ¡Aaaaayy qué susto!- berrió mi hermana.
- ¡Aaaaayy qué susto!- berrió mi hermana.
- ¡Aaaaayy qué barbaridad!- se histerizó mi tía-. Quítenmelo pero sin descomoponer el peinado- adivirtió.
Nos asomamos temerosos a las profundidades de esa selva roja.
- Ya lo ví- dijo mi papá-. Está un poco aturdido y mareado por el olor a la laca. Sal de ahí.
El mayate no obedeció. Le metimos un lápiz. Hurgamos con el dedo. Le soplamos. Y nada.
El peinado seguía intacto y el insecto seguía adentro.
De nada valieron súplicas, amenazas ni los más rudos procedimientos.
- Ni modo- se impacientó mi papá-. Se nos hace tarde. Tendrás que ir con... con... eso.
Mi tía, aunque nerviosa, sabía que no tenía otra alternativa.
La fiesta transcurría normalmente, pero mi tía se sobresaltaba a cada rato. Cuando terminamos de cenar y empezó la música, mi tía ahogó un grito.
-¿Qué te pasa?- le pregunté.
Me asomé al peinado y, efectivamente, el escarabajo rojo estaba bailando, el primer vals de la noche.
Observé fascinado, que el merengue del pastel de bodas tenía grandes semejanzas con el peinado de mi tía.
Llegó el momento de felicitar a los novios. Mi tía se levantó. como todos, y al abrazar a la novia... ¡zzzzzzzzz! el escarabajo decidió volar en el interior del peinado.
-¿Qué ruido es ése? - preguntó la novia, algo asustada-. Parece que viene de tu cabeza, tía.
- Es mi aparato de sordera- respondió ella con una sonrisa de pánico.
Entonces sucedió lo peor: el escarabajo se asomó, salió del peinado, caminó por su superficie y zumbó malévolamente.
- ¡En el peinado de la Tía Chofi hay un animal!- gritó la novia.
A mi tía, del horror, se le erizaron los pelos, y el peinado, ¡y el peinado se desbarató!
La orquesta interrumpió la melodía que estaba tocando.
La orquesta interrumpió la melodía que estaba tocando.
El escarabajo salió disparado. Dió tres vueltas zumbando por el aire y aterizó en el escote de una invitada de talla extragrande.
El escarabajo resbaló por la avertura y al cabo de un minuto salió muy impresionado. Parece que después de lo que había visto, tenía ganas de brindar, así que se echó un clavado en una copa de champaña y nadó un poco.
Fue a la mejor boda que he asistido. En la siguiente invitación que tuvimos, mi tía Chofi, para evitar problemas, se compró un sombrero nuevo.
¡ Y qué sombrero! Pero lo que sucedió con el sombrero de la Tía Chofi se los contaré en otra ocasión.
Texto de Vivian Mansour Manzur.